viernes, 2 de marzo de 2012

Transformación

La Palabra de Dios dice en Génesis 1:26 que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza. Sin embargo al leer las noticias, hablar con la gente, ver la televisión y conocer lo que pasa a nuestro alrededor, nos damos cuenta que razgos completamente diferentes a los razgos de Dios son vistos en la vida de muchos hombres y mujeres alrededor del mundo. Sin ir muy lejos, usted y yo tenemos razgos en nuestra personalidad que afloran en ocasiones que no se alinean para nada con la imagen y semejanza de Dios.

Ahora, si buscamos en cualquier rincón de la tierra en donde viven personas que nunca han escuchado hablar de Dios (el único Dios de la Biblia), en esas personas aunque sean completamente diferentes de nosotros, con otras costumbres y creencias, también encontraremos en ellos al menos algunos razgos de la imagen y semejanza de Dios. Esto es de suponer si leemos con detenimiento el pasaje de Génesis en donde el ser humano en el plan original de Dios fue hecho a su imagen y semejanza.

Leamos este pasaje Romanos 12:1-2 (LBLA The Lockman Foundation)

El apóstol Pablo escribe esta carta a los hermanos en Cristo en Roma. Pero, regresemos por un momento al Génesis en donde hombre y mujer que en el diseño original de Dios fueron creados a su imagen y semejanza, muy pronto cedieron a la tentación y permitieron que fuera manchada y opacada esa imagen original que Dios había esculpido en ellos. Mancha llamada pecado que enlodó no sólo a esa pareja inicial sino a toda la humanidad venidera.

El apóstol hace aquí un llamado a los creyentes a presentar sus cuerpos como una forma de adoración contínua (culto racional) que sea aceptado por Dios, pero dice que se haga "por las misericordias de Dios".

Detengámonos un momento a escudriñar la palabra misericordia y ver cuál sería su aplicación en este texto. Según el sitio web de Vox (marca registrada de Larousse Editorial) la palabra tiene su origen etimológico en el latín, compuesto por miserere que significa compadecerse, y cor que significa corazón haciendo referencia a la relación que tiene el corazón con el área de los sentimientos. Es decir, es un sentimiento profundo del corazón que mueve a una genuina compasión.

De acuerdo a algunos comentaristas y pensadores bíblicos (como Mathew Henry) el pasaje quiere instar al creyente a que presente en adoración su cuerpo en sacrificio a Dios, como una respuesta o retribución a Dios por todas las bondades que recibimos cada día de El expresadas como producto de su compasión (misericordia) y amor hacia nosotros. Bueno, esto suena bien y en parte tienen razón porque Dios no llama al creyente a ser actor pasivo sino activo. Pero, al mismo tiempo esa afirmación deja un sinsabor ya que El y sólo El es quien puede capacitarnos, energizarnos y producir en nosotros el tipo de hombre o mujer que El quiere que seamos, pero que no podemos lograr por nuestros propios medios.

Dos versículos en el capítulo anterior (Romanos 11) nos pueden dar una buena clave para entender el pasaje. Uno es el versículo 32 "Porque Dios ha encerrado a todos en desobediencia para mostrar misericordia a todos" que habla claramente el actuar sobrenatural de Dios sobre la actitud del pueblo de Israel, y luego el último versículo de ese capítulo (versículo anterior a nuestro pasaje central) número 36 "Porque de El, por El y para El son todas las cosas", que nos habla claramente sobre de quién, por quién y para quién son todas las cosas. Es decir, el apóstol hace énfasis en Dios como actor principal en lo que sucede en las cosas y en los seres humanos.

Al volver a nuestro pasaje de Romanos 12:1 el apóstol está diciendo que debemos presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios como parte de nuestra adoración a El, pero antes de eso nos está aclarando que es SOLO por las misericordias de Dios o por su genuina y generosa compasión que tiene hacia nosotros, que podremos lograrlo.

Luego al seguir al versículo 2 se sigue haciendo énfasis en no adaptarnos al mundo (vivimos en el mundo pero no como mundanos), sino más bien que seamos transformados (cambiados, hechos nuevos, vivificados) mediante la renovación de nuestra mente (pensando diferente), para verificar o comprobar (actuar en consecuencia) cuál es la voluntad de Dios.


CONCLUSION

El ser humano perdió mucho de la imagen de Dios que le había sido dada por El en el Edén. El pecado aniquiló las posibilidades del ser humano para actuar como alguien con la imagen y semejanza de Dios. Entonces, aquí es donde viene la obra perfecta de Dios, quien tiene una profunda misericordia y compasión por su criatura (el ser humano) y hace algo que se evidencia en TODA la Biblia (envía a su Hijo Jesucristo) para abrir la posibilidad de reconciliar al hombre con Dios para que una genuina transformación se lleve a cabo desde lo más profundo del ser humano. No es una transformación externa de maquillaje, no es una transformación temporal, no es una transformación débil, sino que es una transformación desde adentro del ser cuando el Espíritu Santo satura a ese hombre o mujer y lo hace una nueva criatura.

Dios llama hoy a hombres y mujeres para que permitan que El y sólo El haga una transformación completa en sus vidas.